El valor de tu trabajo


el valor del trabajo


Hace ya algunos años una persona querida, muy querida, me confesaba que se sentía un tanto discriminada -no diría inferior porque no es la palabra adecuada- por sus compañeros. El motivo era su puesto, auxiliar administrativo, frente a los puestos técnicos universitarios del resto del equipo.

Yo tuve la suerte e imaginación de responderle con una metáfora que, creo, hizo un profundo efecto. No porque sea maestro de nada sino porque, simplemente, estaba inspirao. Le conté lo siguiente.

Verás, por muy caro, exquisito y exclusivo que sea un reloj Rolex, sigue siendo un reloj cuya principal función práctica, productiva, es dar la hora.

[Obviamente, tiene otra función estética, de ostentación, pero no puede considerarse un valor productivo, en todo caso de inversión.]

Si falla una sola pieza del reloj, por muy pequeña, insignificante y prescindible que nos parezca, el carísimo Rolex dejará de funcionar, dejará, exactamente, de producir, e incluso su valor estético y de ostentación disminuirá.

Tú eres esa pequeña pieza que pocos saben valorar, pero imprescindible para el funcionamiento de todo el mecanismo. Sin ti, el reloj de tu equipo de trabajo no daría la hora. ¡Y hasta luciría menos!

Así que no minusvalores tu función, tu trabajo, tu puesto o tu profesión. Puedes ser celador y no cirujano cardiovascular, pero éste necesita de aquel para trasladar al enfermo. Puedes ser astronauta pero sin los soldadores ningún transbordador ni cohete espacial saldría a órbita.

Pon el ejemplo que quieras y te darás cuenta; en todo grupo humano que trabaja de forma colaborativa siempre hallarás pequeñas piezas, modestas, pero imprescindibles, sin las que la maquinaria no funcionaría.

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