El diario secreto de un trabajador en paro


desempleado


Hoy he vuelto a visitar a mi tutor de empleo. La verdad es que cuando llevas años (yo, unos 16) sin pasar por el entramado de buscar una actividad remunerada es aconsejable hacer uso de este servicio para poner un poco al día nuestras herramientas personales, para tirar abajo algunas ideas preconcebidas, saber cómo anda hoy el mundillo del entrevistador, ese ser de otro planeta, mÔs un largo etcétera de detalles, que no dejan de ser pequeños pero que pueden suponer "la diferencia".

Aunque los primeros 30 minutos de espera fueron de hervir la sangre por una confusión de horas y números, de si me toca o no me toca, de si te esperas o no te esperas, que te hacen sentir mÔs como parte de un corral de ganado que como individuo, al final valió la pena ser paciente.

Estuvimos hablando sobre el currículum y la necesidad de "descongestionarlo", darle aire, quitar cosas, lo que puede ser preferible, a dar mucha información. Al parecer los entrevistadores, de un tiempo a esta parte y dado el gran número de candidatos, tienden a realizar una preselección a ojímetro donde el criterio de corte estÔ en "cuÔnto trabajo me darÔ leerlo". Lamentable, pero es lo que hay, que se suele decir.

Sin embargo, de la ideas recibidas hoy, lo mejor fue el truco del diario, o como lo llamamos en la conversación, la libreta. Una libreta porque las hojas sueltas desaparecen, fue la explicación. Al final entendí por qué. Se convertirÔ en una herramienta de trabajo a medio y largo plazo.

¿De quĆ© se trata? De algo tan sencillo como llevar un diario, en el sentido estricto de la palabra, sobre nuestra actividad de bĆŗsqueda de empleo. De narrar, poniendo una fecha, un nombre de empresa y ademĆ”s describir impresiones y descripciones de todo tipo: quienes nos recibieron, información que nos aportan -no sólo la que damos-, cómo lleguĆ© o cómo conocĆ­ la oferta, la actitud de los entrevistadores, el tipo de currĆ­culum que aportĆ© (porque a estas alturas queda claro de que es necesario personalizar este papelito segĆŗn la oferta de empleo) y todo aquello que nos parezca interesante por muy trivial o anecdótico que sea.

Toda la información que iremos acumulando a lo largo del tiempo que dure nuestra bĆŗsqueda nos serĆ” Ćŗtil como recordatorio y registro de información, en primera instancia. Por ejemplo, recibimos una llamada de una empresa donde mantuvimos una entrevista de trabajo hace tres meses. ¿QuiĆ©nes eran? ¿QuĆ© querĆ­an? ¿Cómo era su actitud? ¿Cómo fue la entrevista? ¿Hablaron de posibles ofertas futuras? ¿QuĆ© les gustó -a juicio personal, claro-? ¿Y quĆ© les pudo haber disgustado -Ć­dem-? Es decir, la libreta te ayudarĆ” a recordar. Y para recordar tanto o mejor son los detalles que las generalidades.


Sirve también para ser conscientes de la actitud activa (o no) que mantenemos hacia la búsqueda de empleo al ver físicamente un reflejo de nuestra tarea, lo que aporta un sentimiento positivo de "estar haciendo algo" al respecto de la situación. Al echar la vista atrÔs tendrÔs un criterio mÔs objetivo sobre ti mismo y tus resultados. No serÔ sólo una impresión subjetiva que, en último caso, dependerÔ de tu estado de Ônimo. Te aporta realidad.


Al ser conscientes de que estamos haciendo algo, se refuerza esa actitud activa ayudando a mantenerla constante. Como llevamos un registro de lo que hacemos nos auto-motivamos para mantenerlo vivo. Tenderemos a fijarnos mÔs en anuncios, en detectar empresas de nuestro Ômbito, en hablar mÔs con posibles fuentes de información y contactos... La constatación de una actitud pro-activa se retroalimenta.


AsĆ­ que, no esperes, compra tu libreta ahora mismo y empieza a escribir y describir.


:)


(Nota: Incluso los que estƔn trabajando, sobre todo si tienen contratos temporales, deberƭan de hacer uso de esa "libreta". Es lo que me ha transmitido, es lo que escribo aquƭ.)

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