Servir como camareros: el futuro de los jóvenes en 2024 (según el SEPE)


joven trabajando como camarero


El Informe del Mercado de Trabajo de los Jóvenes 2024 (con datos de referencia de 2023), elaborado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social a través del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), ofrece un panorama esperanzador para el colectivo joven en España.

Esperanzador si tu aspiración en la vida después de terminar tu grado superior de informática, tu licenciatura como abogado o tu título de filología es ser... camarero. Y no, no es una crítica ni al informe ni a quien lo hace.

Es una profunda crítica a un sistema desesperanzador que inspira a las nuevas generaciones a formarse para luego darle oportunidades como camarero.

Pero, sigamos analizando los datos.

Tras años de dificultades derivadas de la crisis económica y la pandemia, el mercado laboral parece mostrar signos de recuperación para este grupo poblacional.

Aumento del empleo juvenil

El dato más positivo del informe es el aumento del número de jóvenes ocupados. En 2023, se ha registrado un incremento en la afiliación a la Seguridad Social de este colectivo, lo que confirma la recuperación y creación de empleo que se había perdido durante la pandemia.

El perfil del joven ocupado actual es el de un hombre de entre 25 y 29 años que trabaja en el sector servicios y está dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social. Esta tendencia se mantiene en consonancia con los datos de años anteriores.

Es decir, hay más jóvenes, hombres, trabajando... como camareros. Arquitectos, enfermeros, programadores, abogados, diseñadores, contables que consiguen trabajo, sí.

Como camareros.

Mejora en la contratación

Las cifras de contratación también son positivas. En 2023, se ha alcanzado un máximo histórico en la contratación de jóvenes, con un 38,24% del total de contratos realizados.

Si bien la temporalidad sigue siendo predominante, se observa una mayor estabilidad laboral, ya que el número de contratos realizados ha disminuido menos que el número de personas contratadas. Esto significa que hay más jóvenes trabajando con contratos de mayor duración.

No hay que perder de vista que España ha recuperado sus índices de visita de turistas con unas cifras que se incrementaron más de un 18% con respecto al año 2022. Hablamos de 85,1 millones de visitantes (de los que unos 13 lo hicieron a Canarias).

Mayor cantidad de turistas y visitas empuja siempre al sector servicios que demanda mayor número de personal de baja cualificación en los hoteles, mayor número de camareros y camareras en los restaurantes y bares, especialmente en zonas turísticas, de personal de servicios y apoyo en todo tipo de actividades, siempre ligadas al sector turístico.

Las ocupaciones más demandadas

Las ocupaciones más contratadas entre los jóvenes son las de:

  • personas de apoyo,
  • camareros,
  • vendedores y
  • peones.

Es decir, principalmente aunque no de manera exclusiva, puestos de trabajo de baja cualificación y bajo rendimiento salarial más orientados al cortoplacismo de satisfacer una necesidad puntual (el repunte turístico) que a un proyecto de vida profesional de la persona.

Esta afirmación la volvemos a ver si analizamos las actividades económicas donde son contratados nuestros jóvenes, destacan:

  • los servicios de comidas y bebidas,
  • el comercio al por menor,
  • la educación,
  • las actividades administrativas y 
  • as actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento.

Destaca la tendencia a la contratación en actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento, donde más del 64% de los contratos realizados se han firmado con jóvenes.

Y es cierto, el sector del fitness sigue en crecimiento, cada vez hay mayor interés, aunque con un crecimiento lento, del número de clientes en gimnasios y cada vez más prosperan pequeños gimnasios y espacios en barrios más allá de los principales núcleos poblacionales.

Pero el sector de fitness es un lugar donde la vida profesional es corta. Sobre los 35 a 45 años ya dejas de tener oportunidades si no estás en un puesto fijo. En caso contrario lo más probable es que en cuanto te quedes desempleado o desempleada te cueste muchísimo volver a encontrar otra oportunidad.

Así que la mayoría cambia de trabajo o se pasa a sectores paralelos como el entretenimiento, guías turísticos o similares. 

Incluso estando en un puesto fijo, las personas del mundo del fitness de más de 45 años empiezan ya a ocupar puestos administrativos, cargos medios o relegados a funciones menos visibles.

Persiste la precariedad laboral

A pesar de las cifras positivas, el informe también revela que la precariedad laboral sigue siendo un problema importante para los jóvenes. La temporalidad sigue siendo la forma de contratación más común, y los jóvenes son más propensos a sufrir contratos de corta duración e involuntarios.

Pero la precariedad no solo debería medirse por el tipo de contrato o su duración. Ese análisis que hace el informe es muy superficial ya que no enfrenta las aspiraciones individuales de la persona.

Tampoco analiza un factor importantísimo que es la proyección profesional. Si estudiaste para trabajar como programador tener la oportunidad de ejercer como programador y comenzar una carrera profesional como programador que te haga crecer en conocimiento, experiencia y capacidad para mejorar tu salario y condiciones con el tiempo.

Empezar una vida profesional dando tumbos en profesiones, respetables siempre, pero que se cogen por necesidad y no por elección, no es algo de lo que alegrarse, incluso si hay más contratos.

No se trata de tener más jóvenes contratados y ya. Eso podría ser etiquetado como un proceso de semi-esclavización de las nuevas generaciones, a las que convertimos en nuestros sirvientes.

Se trata de que tengan proyección a futuro y hagan crecer su comunidad.

Necesidad de formación y cualificación

Para hacer frente a los desafíos del mercado laboral actual, es necesario que los jóvenes mejoren su formación y cualificaciones. Las nuevas tecnologías y la economía digital están generando nuevas oportunidades de empleo, pero requieren de trabajadores con las habilidades y conocimientos adecuados.

Sin embargo, siendo una realidad parcial, también es una falacia, ya que una buena parte de nuestra juventud sí está formada. Y no solo a través de la Universidad, sino también, y muchos, a través de los Ciclos Medios y Superiores de Formación Profesional.

Hay cientos de titulaciones que cada curso se llenan e incluso dejan a aspirantes fuera de las listas porque no hay cupo suficiente. Y un buen porcentaje de quienes empiezan, terminan.

Otra cosa es que nuestra sociedad no se haya interesado en saber qué sabe hacer, qué quiere hacer y qué es lo mejor que sabe hacer cada joven que formamos y educamos.

Ahora bien, por otro lado, falta hambre. Faltan ganas de seguir aprendiendo y mejorando en nuestra juventud -aunque generalicemos, no totalizamos-.

Los cursos del SEPE de 30, 60, 100 ó 150 horas muchas veces no se ejecutan porque no hay estudiantes, ni en modalidad presencial ni en teleformación.

Los certificados profesionales de 300, 450 o 600 horas que duran entre 3 y 6 meses, también están escasos de personas interesadas en formarse.

Y el problema es más profundo. No hay conciencia profesional.

Ya no se oye a nadie decir con orgullo "soy carpintero" o "soy abogado" o "soy camarero" (también, pero desde un punto de vista profesional, porque un buen camarero, bien formado, en un buen restaurante, puede ganar más que un programador).

El papel de las políticas públicas

Las políticas públicas deben jugar un papel fundamental para apoyar a los jóvenes en su acceso al mercado laboral. Es necesario fomentar la creación de empleo de calidad, mejorar la formación y la educación, y promover el emprendimiento entre los jóvenes.

Y antes de hacer todo eso, con las nuevas generaciones que llegarán, hay que encauzar y animar para tener una visión como profesionales, como especialistas. Quizás en áreas que aún ni siquiera existen. Pero alimentar el orgullo de ser bueno en algo y explotarlo en beneficio propio.

No sacrificar a cientos de miles de jóvenes a trabajar en un McDonald's porque es la única alternativa.

El mercado laboral para los jóvenes en España está en un momento de cambio. Si bien se han producido avances importantes en los últimos años, aún queda mucho por hacer para reducir la precariedad laboral y mejorar las oportunidades de empleo para este colectivo.

Las políticas públicas y la colaboración entre todos los agentes sociales son claves para afrontar los desafíos del futuro y construir un mercado laboral más justo e inclusivo para las nuevas generaciones.

Pero todo empieza por la conciencia individual que se va construyendo hasta los 20 años.

Sin eso, seguiremos siendo un país sin alternativas.

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