El gran apagón en España y Portugal: cuando la red eléctrica cae y solo nos salvan los oficios de siempre


El apagón en España y Portugal recuerda una verdad olvidada: ante el caos, los oficios de siempre siguen siendo nuestro salvavidas.


El apagón en España y Portugal que este fin de semana tumbó parcialmente la red eléctrica española ha puesto sobre la mesa una verdad incómoda: vivimos colgados de un sistema frágil, sostenido por cables, servidores y pulsos invisibles. Basta un fallo, un corte o un error para devolvernos, en minutos, a la Edad Media tecnológica.

Este incidente —que afectó a millones de hogares y empresas— no solo dejó a oscuras nuestras ciudades y desconectó servicios críticos, también nos dejó una pregunta retumbando en la cabeza: ¿qué sabemos hacer cuando todo lo digital desaparece?

En un mundo obsesionado con la tecnología, el apagón en la red eléctrica española es un recordatorio brutal: seguimos dependiendo, más que nunca, de las profesiones de siempre. De esos oficios que aprendimos de nuestros abuelos, y que hoy algunos miran por encima del hombro.

Pero en la oscuridad, ellos son los que marcan la diferencia.



⚡ Cuando la electricidad desaparece, el futuro pertenece a los "viejos oficios"

Durante el apagón en España y Portugal, los móviles dejaron de funcionar en muchos puntos, los ordenadores se apagaron, los terminales de pago colapsaron. Todo lo que daba sensación de control se volvió humo.

¿Y entonces qué?

  • Electricistas, técnicos de redes, mecánicos: los primeros en ser llamados para reparar, reactivar, reconstruir.
  • Fontaneros, albañiles, carpinteros: porque sin luz, cualquier avería en casa puede ser una verdadera emergencia.
  • Agricultores, ganaderos, panaderos artesanos: quienes pueden mantenernos alimentados sin necesidad de logística global.
  • Costureras, herreros, cerrajeros: profesiones que garantizan abrigo, protección y seguridad básica cuando el sistema falla.

No es nostalgia.

Es puro sentido común: cuando lo digital se apaga, necesitamos manos capaces de hacer, de reparar, de construir.




🔍 Lo que el apagón de la red eléctrica española nos enseñó (otra vez)

El apagón en España y Portugal no fue el primero. Y no será el último. Cada año, fenómenos naturales, ciberataques, fallos técnicos y errores humanos nos recuerdan que la infraestructura moderna es extremadamente frágil.

Pero seguimos despreciando el conocimiento práctico.

Seguimos empujando a las nuevas generaciones hacia carreras exclusivamente digitales, olvidando que sin luz, sin red, sin acceso, todo ese conocimiento queda en suspenso.

¿Quién mantiene la vida funcionando entonces?

Aquellos que saben:

  • Arreglar una bomba de agua.
  • Encender un fuego sin gas.
  • Cultivar tomates en un terreno baldío.
  • Confeccionar ropa sin necesidad de una gran industria detrás.
  • Levantar un muro, instalar una puerta, afilar una herramienta.

El futuro no es solo blockchain y big data. El futuro también será rural, manual, autosuficiente... o no será.




🚜 El renacer de las profesiones esenciales

Cada vez que hay un apagón masivo, como este que ha afectado a toda la red eléctrica española, emerge el mismo patrón: lo esencial no es saber programar en cinco lenguajes de código. Es saber cómo mantener el agua limpia, los alimentos disponibles, el refugio seguro.

Por eso, más que nunca, deberíamos:

  • Revalorizar la formación profesional tradicional.
  • Invertir en la transmisión de conocimientos prácticos.
  • Fomentar comunidades resilientes, donde haya espacio para el hortelano, el carpintero y el tejedor junto al ingeniero informático y el analista de datos.

La hiperconexión es maravillosa. Pero sin electricidad, sin red, sin energía... nuestro mundo moderno es apenas una cáscara vacía.




🔥 Prepararnos para el futuro no es sólo cuestión de tecnología

No se trata de volver a vivir como en 1800. Se trata de equilibrar. De reconocer que la resiliencia real no viene de un último modelo de smartphone, sino de la capacidad de resolver, improvisar y construir.

El apagón en España y Portugal, que derrumbó la red eléctrica española, no solo fue un corte de luz. Fue un aviso. Uno más. Uno que, si seguimos ignorando, puede costarnos mucho más que unas horas de incomodidad.

Quizá ha llegado el momento de recuperar lo que creímos que ya no hacía falta aprender:

  • A plantar.
  • A reparar.
  • A construir.
  • A sobrevivir.

Porque si el sistema falla —y de vez en cuando falla— no es tu currículum digital lo que te salva.

Son tus manos.

Es tu conocimiento. Es tu red humana.




📣 Conclusión: cuando la oscuridad llega, no son los diplomas los que iluminan el camino

El apagón en España y Portugal debe servirnos de recordatorio y de advertencia. La red eléctrica española es solo una pieza de un sistema mucho mayor que no es infalible.

Y cuando cae, solo nos queda lo que llevamos dentro: conocimientos, habilidades prácticas, comunidad.

Así que sí, sigue formándote en nuevas tecnologías. Sí, sigue soñando en grande. Pero no olvides aprender a ser autosuficiente, a ser resiliente, a ser práctico.

Porque el futuro —de verdad— será de quienes sepan encender un fuego cuando el mundo se apague.

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