La diferencia entre valor y utilidad


Valor y utilidad: claves para tu empleabilidad

En el complejo camino de la búsqueda de empleo, especialmente tras un despido o una larga temporada en paro, es fácil caer en la frustración. Te presentas a decenas de ofertas, envías tu CV una y otra vez, y a menudo sientes que tu experiencia y conocimientos no son suficientemente valorados. Este artículo te ofrece una reflexión profunda y consejos prácticos para cambiar esa perspectiva, ayudándote a entender y comunicar la diferencia fundamental entre lo que eres capaz de hacer y el impacto real que puedes generar, una distinción que puede ser el motor de tu desarrollo profesional y tu reincorporación al mercado laboral.

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Imagen de Goumbik vía Pixabay

🔹 ¿Por qué mi currículum no genera interés?

Es una pregunta que resuena en la mente de muchos buscadores de empleo. Inviertes horas en perfeccionar tu CV, destacas tus habilidades y, aun así, las respuestas son escasas. La razón principal suele ser que el documento se centra en la utilidad – una lista de tareas y responsabilidades – y no en el valor que aportaste en tus roles anteriores. Los reclutadores no solo buscan saber qué hiciste; necesitan entender qué lograste y cómo eso puede beneficiar a su empresa.

Piensa en la utilidad como el "qué" y el valor como el "por qué". La utilidad es "gestioné las redes sociales de la empresa". El valor es "aumenté el engagement en redes sociales en un 40% en seis meses, lo que generó un incremento del 15% en leads cualificados". El primer dato es una función; el segundo, un resultado tangible. Tu misión es transformar cada punto de tu experiencia laboral de una mera descripción de utilidad a una potente declaración de valor.

Este cambio de mentalidad es crucial para superar el estancamiento en tu búsqueda de trabajo. No se trata de inflar tu currículum, sino de profundizar en él, de excavar para encontrar los logros concretos que demuestren tu capacidad para resolver problemas y generar un impacto positivo.

🎨 Cómo transformar tu utilidad en valor tangible

Convertir tus habilidades en argumentos de venta convincentes requiere una metodología clara. No es magia, es estrategia. El primer paso es realizar un inventario honesto de tu carrera. Toma un papel y un bolígrafo y, para cada puesto que hayas tenido, no apuntes solo tus funciones. Escribe los problemas que resolviste, los proyectos que lideraste y, lo más importante, los resultados que obtuviste.

Para cuantificar tu impacto, utiliza la fórmula PAR (Problema - Acción - Resultado). Esta estructura te obliga a contextualizar tus logros:

  1. Problema: Identifica un desafío o una necesidad en tu puesto anterior. Ejemplo: "Baja tasa de conversión en la página web".
  2. Acción: Describe la acción específica que llevaste a cabo. "Diseñé e implementé una nueva estrategia de pruebas A/B en los formularios de contacto".
  3. Resultado: Cuantifica el resultado de tu acción. "Como resultado, la tasa de conversión aumentó un 25% en el primer trimestre".
Esta técnica no solo enriquece tu CV, sino que también te prepara de forma excelente para las preguntas de comportamiento en una entrevista.

Aquí tienes recursos prácticos para ayudarte en este proceso de transformación:

  • Plantillas de CV orientadas a logros: Busca en plataformas como Canva o LinkedIn plantillas que tengan secciones destacadas para "Logros" o "Resultados", forzándote a completarlas.
  • Toolkit de autoevaluación: Crea un documento personal donde recopiles todos tus feedbacks, correos de agradecimiento y métricas de proyectos. Será tu base de datos para construir tus historias de valor.
  • Simuladores de entrevistas: Usa herramientas como Pramp o features de LinkedIn Learning para practicar narrar tus experiencias usando la metodología PAR con naturalidad y confianza.

📊 El mercado laboral prioriza a los candidatos que demuestran valor

Los datos no mienten. Un estudio de LinkedIn revela que los perfiles y currículums que incluyen métricas y resultados concretos reciben un 40% más de vistas por parte de los reclutadores. Además, las ofertas de empleo cada vez son más específicas en la solicitud de candidatos que puedan "optimizar", "aumentar", "reducir" o "liderar" con éxito, verbos todos ellos asociados a la generación de valor, no solo al desempeño de una función.

Esta tendencia se acentúa en un entorno económico incierto, donde las empresas son extremadamente cuidadosas con cada contratación. Ya no basta con ser un recurso útil; se busca ser una inversión rentable. Un candidato que puede demostrar que ahorró X euros a su anterior empresa o que incrementó Y ventas, se posiciona inmediatamente por delante de otro que solo enumera sus tareas diarias.

La siguiente tabla ilustra la diferencia de percepción que generan ambos enfoques en un proceso de selección:

Enfoque en la Utilidad (Tareas) Enfoque en el Valor (Resultados)
"Responsable de la atención al cliente" "Mejoré la satisfacción del cliente del 78% al 90% mediante un nuevo protocolo de seguimiento"
"Gestión del inventario" "Reduje el exceso de stock en un 30%, liberando 50.000€ en capital de trabajo"
"Creación de contenidos para el blog" "Los artículos que escribí generaron un aumento del tráfico orgánico del 60% en un año"

🔹 Tu valor único va más allá de tu experiencia laboral

Es un error común pensar que el valor solo se genera dentro de una empresa. Si estás en paro o en transición, tu valor puede estar en proyectos personales, voluntariado, cursos de formación o incluso en la gestión de tu propia situación. ¿Organizaste un sistema para optimizar la búsqueda de empleo? Eso demuestra habilidades de project management. ¿Ayudaste a una ONL con su estrategia digital? Eso es marketing y compromiso social.

Tu actitud durante el desempleo también es un indicador de valor. La resiliencia, la capacidad de aprendizaje autónomo y la proactividad son competencias altamente valoradas. No ocultes esta etapa; reflexiona sobre lo que te ha enseñado y cómo te ha hecho crecer profesional y personalmente. Esta narrativa de superación puede ser muy poderosa.

Recuerda, tu valor es una combinación de tus habilidades técnicas (hard skills), tus competencias personales (soft skills) y tu actitud. Un candidato con una actitud positiva, resiliente y con hambre de aprender puede, en muchos casos, resultar más valioso a largo plazo que otro con una experiencia ligeramente superior pero una actitud rígida.

🎨 Construye tu marca personal alrededor del valor

Tu empleabilidad no depende solo de un currículum, sino de una marca personal coherente que comunique tu valor de forma consistente. Tu perfil de LinkedIn, tu presencia en redes profesionales e incluso tu forma de networking deben transmitir el mismo mensaje: eres un solucionador de problemas.

Para construir esta marca, empieza por compartir contenido que refleje tu expertise. Comenta noticias de tu sector, escribe artículos breves sobre lo que estás aprendiendo o comparte casos de éxito (propios o ajenos) que ilustren buenas prácticas. Esto te posiciona como una persona involucrada y con criterio, no solo como alguien que busca un trabajo.

Finalmente, redefine tu objetivo. En lugar de buscar "un empleo", plantéate buscar "un lugar donde pueda aportar valor". Este pequeño cambio semántico tiene un gran impacto psicológico. Te sitúa en una posición de igualdad con el empleador – eres un profesional con algo valioso que ofrecer, no un suplicante – y te guiará hacia oportunidades donde tus capacidades serán realmente apreciadas y aprovechadas.


Tu valía profesional no se mide por las tareas que realizas, sino por los problemas que resuelves y el impacto que generas. Céntrate en tu valor y el empleo te seguirá.

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