Receta para un despido incoherente


office men abusan de su poder

<MODO IRONICO>

1. Cójase 4 ó 5 trabajadores de la sucursal principal y lléveselos a esa pequeña sucursal que va a ser clausurada.

2. Métase a todo ese personal más otros asesores externos y algún jefe intermedio en la pequeña sucursal donde ya sólo queda un trabajador a ser despedido. Es lo que llamamos sazonado intimidatorio.

3. Maree la perdiz, trabajador, con la documentación del despido por diversos errores y confusiones durante dos días sin entregarla definitivamente al interesado.

4. Regrese finalmente a su sede principal llevándose hasta las gomas de borrar, dejando en la calle, sin trabajo, sin papeles, sin noticias, sin tener nada claro, al susodicho trabajador. ¡Qué sufra! Así tendrá mejor sabor.

5. Déjelo en salmorejo un día más para que se le tuesten las neuronas y los ... a causa de la ansiedad. Gran posibilidad de ataque al corazón, con el posterior ahorro económico, por supuesto.

6. Al día siguiente resuélvale la papeleta pero no directamente, sino aún dando coletazos varios y apurando los rescoldos del asunto. Siempre podrá sacarse algún último beneficio y nunca se sabe, el ataque cardiaco sigue siendo una posibilidad para librarse de él.

</MODO IRONICO>

Atención. Si esta receta no acaba por defenestrar, liquidar, neutralizar... al trabajador a despedir, entonces indemnízelo porque resultará inmune a estas triquiñuelas y se expone usted a una demanda por acoso laboral.


Esto lo escribí un 30 de diciembre de 2009, después de la visita del personal de la oficina de Las Palmas de la Fundación Canaria de Investigación y Salud, FUNCIS.

Hasta aquel entonces y durante casi una década había trabajado en esa fundación, pasando por muchas etapas distintas que van desde hacer un trabajo espectacular y motivador hasta la desidia y el abandono más absoluto por parte de los últimos gerentes que, casualmente, siempre eran de la otra sede.

No voy a profundizar mucho en esta experiencia pero en aquel entonces fue extremadamente frustrante. Estaba solo. Solo frente a una organización que tras la crisis de 2008 se veía abocada a reducir gastos y entre las decisiones que se tomaron fue cerrar la oficina de Tenerife.

Esa decisión se tomó después de que uno de los últimos gerentes decidiera poner parquet de madera en su oficina, por ejemplo. Así de bien se gestionaba el dinero de la investigación sanitaria canaria.

No es que todo fuera malo. Pero desde luego lo peor no era la sede de Santa Cruz de Tenerife.

Ya han pasado 15 años. Ya es historia olvidada.

Pero las personas que protagonizaron aquella escena, echándome de la oficina mientras se lo llevaban todo consigo, sillas, mesas, muebles, carpetas, bolígrafos, ordenadores, supongo que no deben estar orgullosas de haber sido parte de la quema.

Ahora que estoy recuperando nosoyunparado.es me he vuelto a encontrar con esto y quería volver a echar una mirada a esta herida.

Está cicatrizada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario